Ahora que puedo hablar con Poullet me siento mejor. No fui a esa fiesta. Me arrepiento. Me arrepiento. Pero aunque sea le hablo por messenger. Me gustaría hablarle en persona. Me gustaría.
Me vine caminando con Pata, la otra vez. Caminamos muy despacio, con decir que un tramo que normalmente, a mi, me toma 10 minutos recorrer, duró más de media hora. Hoy pasé, justamente, por ahí.
La esquina de aquel inmenso fundo. Los carros, su polución y luces. Como es costumbre, el niño lloraba en la casa de mi lado izquierdo. Al caminar, la oscuridad de la sombra creada por lo árboles me asustaba. Pronto llegue a la avenida del Papa y una persona que recorría, aunque más adelantado que yo, la acera del frente.
Ya no tenía la guitarra en mi espalda, eso, como que me dio más relajó.
Lo seguí. Lo miraba pero aquel ser volteaba miraba hacia el mismo lado que yo. Llegué a pensar que era mujer, hombre, o tal vez alguna de las variaciones existentes. Me quedaba la duda. ¿Sería tal vez, un mercenario? ¿Sería tal vez un policía encubierto?
Lanzé al aire un silbido. Voltee rápidamente a ver si el había volteado, pero aparentemente hizo el mismo movimiento que yo. No me rendía, quería verle la cara a esta persona tan oscura, tan extraña, tan grande y un poco subida de peso, no gordo, sino robusto, ¨agarrado¨, fuertecito.
Se me ocurrió la gran idea de lanzarle una piedra. Chiquita y en la cabeza. Me agache sin dejar de caminar. Recogí una piedra. Lo miré de reojo. Medí, más o menos, la distancia, la forma y la fuerza con la que debía lanzar la piedra. Me preparé. Esperé el momento indicado. Tomo bastante aire, tanto que lo sentí hasta en mi cerebro. El extraño ser aparentaba que ...
[CONTINUA]
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1 comentario:
esperare la continuaxion para dar mi opinion...
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