La tonterías del ruiseñor que adornan las mias
Y las hacen parecerse al heno de que nunca he de comer.
Soporto huachafadas y muero lentamente mientras se me va
el alma después de comer tanta pachamanca.
Mierda, empiezo a escribir basura como la que se llevan cada
día a eso de las diez de la noche al frente de mi casa.
Que tierna tontería la mia de verte y no verte, de verme
y no verme, de ver y no conocer ni nada, ni nada.
Imperativamente te mando a callar después de que no entiendes
el mensaje, los mensajes que trata incocientemente de darte.
Al revez pones la conversación esa en la que normalmente podíamos
comunicar nuestras dudas y aberraciones tan propias como ajenas.
Joder con la crisis que nos llega en estos momentos de frío y
sumadas al hecho de que no me he bañado hoy días, son perpetuas al por mayor.
No se trata de nada excepto de que vage y siga haciendolo
y el hecho de sufrir por la molestia de una auscencia, la falta de prescencia.
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