Claudio Narea en Lima

Fue creo en enero que Mi vida como prisionero salió a la venta pero recientemente se presentó en lima (28 de julio). Claudio Narea antes de dar un pequeño recital, fue entrevistado por Marco Sifuentes quién, aunque no me cae del todo bien, le hizo algunas buenas preguntas y supo llevar bien la conversación. Al momento de darle el micro al público me animé a hacerle una pregunta pero ojo, no de loco.

Narea siempre tuvo un rol de pasividad en Los Prisioneros (no estoy tomando en cuenta a Miguel) mientras que Jorge todo lo contrario. De ahí un poco me parecía la pelea: ¿acaso Claudio siempre quiso hablar, dar pelea a Gonzales? ¿Quiso desahogarse de alguna forma? ¿Es eso mismo la publicación del libro? Siempre sentí que el guitarrista se definió con respecto al líder. Siempre. Lo que era peor, el decía que este libro era para conocerlo pero seguía tocando el tema Gonzales. De ahí nace la pregunta. ¿Por qué te defines respecto a Jorge?



Ahora que leí el libro dos veces puedo afirmar que me equivoqué. Mi análisis podría haber estado bien pero no del todo. La pregunta, es más fue maliciosa - aún si querer - y errada. Me respondió, en pocas palabras, que me equivocaba.

Casi al terminar el recital, me encontraba adelante de todos y justo al frente de el. Le estaba pidiendo la uña tranquilamente cuando de pronto un chico me empieza a empujar. Me molesté pero le atribuí todo a la euforia del momento. El bajista, luego de un rato, empezó a regalar los papeles que tenían las canciones a tocar. Eran tres y justo uno se dirigía a mi mano alzada. Casi en slow motion justo antes de que lo pudiera agarrar del todo, una mano se aproximó, lo agarro y se dispuso a apropiarselo. Ni tonto agarra la parte que pude - la mitad - y no pensaba en soltarla. Me empezaron a gritar una señora, el chico que antes me había empujado y otro más. En el colmo de la estupidez, la señora me dijo que el chico tenía diabetes. Si. Diabetes. Me pareció tan anormal ese comentario que me indigné. Ambos muchachos me decían que soltara el papel mientras me doblaban el brazo. Lo solté y me seguían gritando. Creo que no se habían dado cuenta que estaba tratando solo de sacar el brazo. Me enteré luego que ellos pertenecían al club de fanáticos de LP. Me defraudé que personas inéptas y sobre todo - y esto me parece de lo peor - belicosas esten manejando a Dios sabe cuantas personas cuyo gusto es una gran banda. Así que cuidado.