Tacáma Blanco y Rosé, ambos semi secos. El chifa Cinco estrellas y San Borja. Casi termino en Ripley, me salvé de milagro.
El 16 de julio viene Delia, empleada que, sobre todo, en los primero años de mi vida, fundamentalmente se dedicó a cuidarme. Tenía 17 años cuando llegó a la casa, por mi parte, recién había nacido. Tiene, ahora, tres hijos y vive muy lejos de mi casa. Hace ya tres años que fui, por ultima vez a visitarla. Fue uno de los viajes, dentro de la ciudad, más largos de mi vida. Tengo muy pocos recuerdos de esa época. Tengo muy pocos recuerdos de ella.
Ni siquiera me acuerdo, de manera lúcida, de mi abuelo materno, Elmo. Por ejemplo, de el recuerdo regaños a la hora de llorar. Aparentemente, nunca le gusto ver llorar a alguien y, claro, yo como siempre, llorón. Murió cuando tenía cinco años. Me acuerdo el día del velorio. Un ambiente blanco, con vidrios y un pasadizo grande. Me acuerdo haberme acercado a su ataúd mas no verlo. Siempre he sido una especie de necrofóbico. Me dan miedo, más que nada.
Me acuerdo que, para llegar a tener la credibilidad de mi familia, tuve que llorar muchas veces. A no muchas personas les he contado este espisodio. Mi primo y yo. El garaje, lo que siempre fue también un salón. Una pelota de plástico. Algo se rompió o sonó fuerte, de eso no estoy seguro y la voz de mi mamá gritando al aire pidiendo que el culpable dijera su nombre. Guardé silencio. El hijo de mi tía menciono mi nombre y eso causó que, las señoras presentes, me regañaran. Conciente de mi inocencia, reclamé mas nadie me creyó, nadie me quiso escuchar. Corrí hacia el techo. No quería ver a nadie. Me parece que eso me creo una defensa contra mi familia, por eso es que, prefiero no mentir. Si me creen o no, no me interesa.
Algo me ha acompañado en toda mi vida. Le conté la historia resumida a mi Pata y, al final y como siempre, preferí no habérsela contado. Blackie, mi peluche. Era un perro blanco con orejas, nariz y ojos negros. En mi pequeña familia, se considera que tiene mi edad, 17 años. A pesar de que, durante todo ese tiempo ha sufrido los achaques de la vida, sigue vivo. En una oportunidad, mi perra, Polly, lo encontró en mi cuarto y lo mordió. Lo dejó moribundo, sin ojos ni nariz. Felizmente, lo encontré y le pude salvar la vida. Como es común, mis amigos que suelen entrar a mi cuarto juegan con el, lo tiran y ha llegado a sobrevivir una caída desde el segundo piso, mi ventana, hasta el suelo. Aún está dentro de mi cuarto, para mi asombro. Sueño con heredárselo a mi hijo y así sucesivamente.
Mi abuelo cuenta un chiste. ¿Usted tiene sangre arequipeña? – Bueno, no nací en Arequipa, pero llevo sangre arequipeña. - ¿Cómo así? – La llevo en el parachoques.
Me rió y casi vomito.
No has entendido la anterior entrada, Cristina. Es simple. Los quiero. Los recuerdo y me gusta pensar en ustedes. Sueño con el reencuentro del salón, pero como es mucho pedir, solo nosotros, sólo con ustedes. Pero creo que no me entiendes así que, no tengo más palabras y me, por fin y al fin, me voy.
Chau, chau, mundo cruel, es el mundo que se aleja de mi.
Me voy para que, se me hace insoportable vivir.
Y todo pero, vueltas, vueltas, vueltas para mi.
Mi voz se esfumó, tengo sueño y ya no siento mis pies.
Canté mil canciones de amor y ahora no me puedo mover.
Y todo pero, vueltas, vueltas, vueltas para mi.
139 Lexatins
(Fito Paez)
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4 comentarios:
oe
en la u me contaron de un caso
de un broder q tenia sangre verde
xq consumio un determnado
medicamento
esa es otra historia
cdt
no te olvides de mi
en el cien.
n_n... de mi tampoko t olvidz..! u.U... y...anda maz sgido al brita...k z dmaziado aburrido u.U...
De verdad me dejas muy sorprendida... creo q nunca me hubiera imaginado q alguien como tu (o al menos quien aparentas ser) tenga tanto q contar de una manera tan... ves? ni siquiera encuentro la palabra para describirlo... sigue así juandi... =D
CHEVERE TU BLOG HE LELGADO HE LLEGADO LINDO ME GUSTO LOQEUE SCRIBISTE
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