Fue en la tarde. Eso si recuerdo bien. Hacía un poco de sol y el viento recorría placidamente las calles de Armendáriz en miraflores. Supongo que no había ninguna especie de compromiso por el cual recoger a aquel joven de una charla de psicología, pero arriesgándome un poco a todo fui. Apenas lo vi, me apure a saludarlo, recordando que lo veía muy “casualmente”. Dándole el beso en la mejilla recordé la primera vez que lo vi. Casaca de promoción, jeans y un amigo, se sentó delante de mi y dos compañeras más en una charla de publicidad. Lo típico fue intercambiar correos, saber su nombre y su teléfono. Era suficiente. Recuerdo que ese mismo día me llamo para saber quien era. Comenzó lo que llamaría como una amistad tiempo después. Regresando de mi recuerdo caminamos por barranco, distrito que por cierto él no conocía. Conversamos del colegio, notas, temas que a mi parecer no interesaban demasiado, pero la conversación era cada vez mucho más entretenida.
Sentándonos en un parque cerca, me apoye en él. Gente que pasaba por el mismo parque afirmaría que estábamos de enamorados. No, claro que no. Soy la persona que le ha hecho pasar vergüenza en vía pública, según el joven nadie lo había hecho jamás, no se habían atrevido.
Miramos el cielo por breves instantes. Con él me ha sucedido lo más inesperado. Desde un apagón, hasta un temblor como sucedió esta vez. Fin de que se terminaba nuestra salida, caminamos en dirección a mi casa y llegamos por un pasaje. Completamente desprevenida me dio un beso. No de aquellos que parecen q los jóvenes fueran siameses de los labios, sino un rápido, de apenas un segundo, como con una especie de temor por si y fuera a reaccionar mal. No lo pensé mucho en su momento, quizá me mentalice en que fue solo un arranque, un impulso, algo repentino. Siguiendo con la caminata, le pedí dinero, una moneda, y esperamos el carro que podría acercarlo a su casa. Estaba tan distraída que le hice tomar el carro equivocado, detalle por el cual aun lo debo sacar de quicio, y decidida a darle un beso de despedida lo embarque lo más rápido que pude, pero no pude acercarme demasiado. Pensé que ese momento quedaría así sepultado, algo olvidado. No lo lamenté, fue bueno mientras duró, y mientras a ninguno de los dos se le olvide. Lo que no podría obviar es que ambos teníamos compromisos que respetar, y a pesar de eso sucedió.
A los pocos días conversé nuevamente con él. Éramos los mismos, no había algo que nos pueda diferenciar. Decidimos llevarnos el secreto a la tumba por mutuo acuerdo, pero ninguno de los dos pudo con el remordimiento. Ambos decidimos hablarlo y contarlo, arriesgándonos a las consecuencias que nos traería. En parte me decía, ¿tanto drama por un beso? No era para tanto, pero a pesar de eso, lo recordé por dos meses seguidos. Apostamos por la idea de que podía comenzar a ser amigos y dejar todo como un recuerdo. Lo estamos logrando ¿verdad? Hasta que hace poco decidí escribirlo, como para que no quede en el olvido. Un recuerdo, como para que el secreto pueda salir de su tumba y mandar al diablo los remordimientos.
Y en si y al fin, el secreto salió. Cuando leí lo que antecede a estas, mis líneas, recordé los detalles perdidos y olvidados adrede de esa tarde. En si, la verdad, yo tampoco pensé darle ese pequeño y fugaz beso. No lo pensé. Pero, ¿quién no hubiera hecho lo mismo? Ella, una chica linda, mejor dicho y sin escatimar adjetivos, preciosa y yo, claro, en una tarde sin sol hay por barranco, en ese parque en donde pasearon las señoras y si, me dio mucha vergüenza y fue la primera de muchas que vendrían. Si miro todo desde ahora, preferiría no recordar lo vivido. Aunque ella diga que fue mutuo, no lo fue, pero, aprendí, y de mala manera, a vivir así, aceptando que nunca sería mía. Tal vez hubiera a dejado a la chica con la, en ese momento, estaba unido con una lazo mayor a una amistad, tal vez. Las reprimendas de otra chica que me conoció con la casaca de promoción eran cada día más duras. Hasta que, por fin, me rendí. ¿Qué más me quedaba? Lo podía perder todo. Lo podíamos perder todo y, otra vez, al final, lo perdí todo. En fin, ahora todo es diferente, no nos hemos visto, me parece, desde aquel instante de locura propia. Desde aquel instante en que casi voy a Chorrillos por causas que aún desconozco y que no creo que haya sido por la distracción del ósculo sin saliva ni lengua. Puedo concluir, entonces, y no como forma de síntesis ni nada, que cuando tenga sed, le haré caso a sus labios y serán los únicos que, desde el momento que lo pruebe en serio y sea correspondido por ella, besaré en adelante, aunque creo que es mucho soñar y no lo digo por mi. Y como le he dicho, esperaré sentado, pero me pararé cuando sienta que se me va a borrar la raya del poto.
Daniella y yo
[...el amor que tuve x unas milésimas]
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2 comentarios:
:) lo nuestroo juandeooo!..inevitable, secreto y ahora quiza no tantoo :D
graciass por publicarlooo!!
un besooootee! (como el q no me diste )
cuidatee juande!!
danieya!
una vez mas lo leoo i me acuerdo de muchas cosas :) fuee buena idea escribirlo i publicarlo
danieyaa!
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